Debido al alto consumo de pollo, es de especial interés mantener la calidad microbiológica dentro de los márgenes seguros. En este sentido, la carne de pollo puede aparecer contaminada por la bacteria Campylobacter, siendo la campilobacteriosis la zoonosis más frecuentemente reportada a nivel europeo. Es en este contexto en el que se desarrolla el proyecto Chickenpack, en el que el centro tecnológico ITENE ha conseguido crear un envase generador de atmósfera modificada para mantener el producto envasado en unas condiciones de frescura idóneas en todo momento.
Los estudios estadísticos publicados por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) muestran un aumento gradual de los casos de campilobacteriosis en humanos desde el año 2008, llegando a una cifra de casi 250.000 casos confirmados en el año 2016.
Además, el 1 de enero de 2018 ha entrado en vigor el Reglamento (UE) 2017/1495 de la Comisión de 23 de agosto de 2017, que modifica el Reglamento (CE) 2073/2005, relativo a los criterios microbiológicos aplicables a los productos alimenticios.
Supone una ventaja en canales de venta al corte de producto fresco, donde es muy habitual el re-envasado sin atmósfera protectora.
En lo que se refiere a Campylobacter en canales de pollos de engorde, establece un límite máximo de 1000 unidades formadoras de colonias por gramo de pollo (ufc/g). Dichos criterios de higiene del proceso se irán haciendo más estrictos de manera gradual en el tiempo hasta 2025.
Para responder a estos retos de seguridad alimentaria y conservación, el proyecto Chickenpack,que ha contado con el apoyo del IVACE de la Generalitat Valenciana y los Fondos FEDER, ha desarrollado un envase antimicrobiano para garantizar la seguridad microbiológica frente a Campylobacter de la carne fresca de pollo.
Entre las grandes ventajas que aportan estas tecnologías destacan, por un lado, la capacidad de conservar el producto sin necesidad de incorporar una mezcla de gases en el envasado. El envase genera su propia atmósfera protectora una vez está cerrado. Ello supone una ventaja especialmente en canales de venta al corte de producto fresco, donde es muy habitual el re-envasado sin atmósfera protectora.
Y también, la reducción de contaminaciones por Campylobacter, reduciéndose el coste económico de la campilobacteriosis sobre la productividad y los costes de atención sanitaria. Y principalmente, beneficia a las empresas, ya que significa una garantía adicional a las altas medidas de seguridad que en estos momentos existen en la industria.
Fuente: agroinformacion.com