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Lun, Nov 25, 2024

El fraude alimentario toma protagonismo en la crisis del aceite de oliva

El fraude alimentario toma protagonismo en la crisis del aceite de oliva
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España lidera la producción mundial de aceite de oliva, siendo responsable del 70% de la producción de la UE y el 45% a nivel global. Sin embargo, la reciente escalada de precios ha facilitado la introducción de productos fraudulentos, amenazando la credibilidad del sector y la salud del consumidor. Ante este panorama, la implementación de medidas de seguridad, como etiquetas electrónicas con códigos QR proporcionadas por empresas como Sicpa, se presenta como una solución crucial para combatir el fraude alimentario, proteger la industria y fortalecer la imagen de la Marca España. Compartimos la nota a continuación.

 

España es líder mundial en superficie, producción, y comercio exterior con una industria tecnológicamente muy avanzada y profesional capaz de obtener aceites de máxima calidad. La producción española de aceite de oliva supone el 70% de la producción de la UE y el 45% de la mundial. El sector no solo tiene una indiscutible importancia económica, sino que también tiene una gran repercusión social, ambiental y territorial. 

Más de 350.000 agricultores se dedican al cultivo del olivar, el sector mantiene unos 15.000 empleos en la industria y genera más de 32 millones de jornales por campaña. Otro dato relevante: La provincia de Jaén posee el mayor bosque humanizado que existe en el planeta, compuesto por los 64 millones de olivos plantados en su territorio.

La escalada del precio del aceite de oliva de los últimos meses no sólo ha afectado al bolsillo de los consumidores y a la salud de su industria, sino que también se ha creado el escenario perfecto para introducir en los mercados productos adulterados o de procedencia dudosa, que no sólo agravan la situación poniendo en riesgo la credibilidad de las empresas y la salud de los consumidores, sino que también degradan la imagen exterior de la Marca España.

El fraude alimentario es una preocupación que cada vez afecta más a consumidores, gobiernos y productores dentro y fuera de nuestras fronteras. Sin embargo, el problema no afecta a todos por igual: según los datos de EIT Food, organización alimentaria no gubernamental que cuenta con el apoyo de la Unión Europea, España es el país comunitario con más fraude alimentario en sus productos de origen, por delante de Italia y Países Bajos.

“Las etiquetas electrónicas con códigos QR son capaces de verificar el producto que se está comprando gracias a un tipo específico de tinta y a cambios dinámicos visuales, diseñados para evitar la falsificación”

Pero es que, además, el hecho de que las mafias hayan conseguido apoderarse de una gran parte del mercado, destruyendo la integridad de las cadenas de suministro y la confianza del cliente, afecta especialmente a productos con denominación de origen como el aceite de oliva, uno de los más sólidos representantes de la Marca España por todo el mundo.

EUIPO, la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea, estima que en Europa se produce un fraude cercano a los 1.500 millones de euros en torno al aceite de oliva, un mercado con un volumen de 3.000 millones de euros. Sin embargo, estas cifras no muestran un retrato actualizado del problema, que en los últimos tiempos ha sufrido un alarmante agravamiento cuando mafias, mercados ilícitos y defraudadores en general han aprovechado la coyuntura para introducir en los mercados productos adulterados o de procedencia dudosa. Gracias a sus actividades delictivas, la escalada del precio del aceite de oliva de los últimos meses ha terminado por poner en riesgo la credibilidad de las empresas, la salud de los consumidores y la imagen de todo el país.

“El fraude alimentario es una preocupación que cada vez afecta más a consumidores, gobiernos y productores dentro y fuera de nuestras fronteras”

En estas circunstancias, se hace más necesario que nunca proteger a este sector especialmente sensible ante el comercio ilegal de productos falsos, de calidad inferior, pirateados e ilegales, un fraude que le cuesta a la industria alimentaria mundial decenas de miles de millones de dólares cada año y que, en el ámbito particular, puede ir acompañado de consecuencias aún más funestas que la degradación de la economía, la fiscalidad, la sociedad y la ética en general: la calidad inferior y la presencia de materiales nocivos o peligrosos en estos productos falsificados pueden poner en riesgo la salud de los consumidores. No debe desaparecer de nuestra memoria la terrible crisis del aceite de colza de mayo de 1981 con más de 20.000 personas afectadas.

Por todo ello, y en este momento tan delicado, hay que abordar el problema de raíz, fortaleciendo las importantes medidas que la industria ya está tomando y promoviendo definitivamente la implementación de sistemas de control fiables para garantizar la integridad de la cadena de producción y distribución.

En este sentido, Sicpa, proveedor global de tintas de seguridad, así como de soluciones seguras de identificación, trazabilidad y autenticación durante más de 90 años, ya dispone de las herramientas tecnológicas más eficaces para proteger a todo el sector de sus fraudes más comunes - manipulación de los envases, etiquetados falsos o que puedan inducir a error, además de la falsificación y, por lo tanto, infracción del nombre de marca, sin olvidar el robo y la desviación al mercado gris- y contribuir a la creación de un sello de calidad Marca España más potente y robusto.

“España es el país comunitario con más fraude alimentario en sus productos de origen, por delante de Italia y Países Bajos”

A través de décadas de experiencia, hemos desarrollado innovadores sistemas de conformidad, autenticación, agregación y trazabilidad en multitud de productos, que han transformado una seguridad basada en los materiales en una seguridad en base a la información. Nuestro lema: “Generar confianza en el consumidor”. Hay que recordar que los sistemas de control y las soluciones de marcación y de trazabilidad para garantizar la procedencia y el destino final de los productos han sido diseñados para garantizar el origen legítimo de un producto, protegiéndolo con medidas de seguridad que van desde logos y marcas de seguridad difíciles de replicar o imitar, hasta modernas etiquetas de seguridad craquelables, que son capaces de garantizar la legitimidad y la no manipulación del producto.

De este modo, empresas como Sicpa hemos conseguido fusionar en una solución única las características materiales y de seguridad digital, combinadas con potentes sistemas informáticos seguros para ayudar a controlar toda la cadena de valor, evitar el comercio ilícito y abrir un canal de comunicación directa con el cliente para aumentar su lealtad y generarle tranquilidad y confianza en el producto que tiene en sus manos. 

Las etiquetas electrónicas con códigos QR, que permiten rastrear el producto desde su origen, son capaces de verificar el producto que se está comprando gracias a un tipo específico de tinta y a cambios dinámicos visuales, diseñados para evitar la falsificación. 

“En Europa se produce un fraude cercano a los 1.500 millones de euros en torno al aceite de oliva, un mercado con un volumen de 3.000 millones de euros”

Todas estas medidas de seguridad material y digital son una potente herramienta para la lucha contra el comercio ilícito de productos. Además, es muy recomendable realizar un experto análisis junto a sus clientes, que conocen el tipo de retos y problemáticas concretas que deben afrontar, para, de modo muy flexible y particularizado, buscar la solución óptima para cada caso, aunque exija soluciones de gran calibre, como proteger a consumidores, gobiernos y productores dentro y fuera de nuestras fronteras, salvaguardando la credibilidad de las empresas, la salud de los ciudadanos y la imagen de la Marca España.

Es por todo ello que en Sicpa queremos movilizar a los productores de aceite de oliva, a las denominaciones de origen de los productos y a Marca España a que pongan las máximas medidas de seguridad a las etiquetas de nuestro oro líquido amarillo, sellando y precintando especialmente su tapón, para así generar confianza en nuestro consumidor nacional y, aún más importante, en nuestro consumidor de fuera que no está tan familiarizado con nuestras marcas.

 

Fuente: revistaaral.com

27 dic 23

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