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Mié, Oct 16, 2024

Banco mundial: Última actualización en Seguridad Alimentaria

Banco mundial: Última actualización en Seguridad Alimentaria
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La inflación de los precios de los alimentos persiste, afectando principalmente a países de ingreso bajo y medio, con tasas superiores al 5% en la mayoría. La seguridad alimentaria global muestra mejoras a corto plazo, según el Banco Mundial, pero las disparidades entre los ingresos de los países aumentan. En respuesta a la crisis alimentaria, el Banco Mundial ha destinado USD 45 mil millones para proyectos que van desde la resiliencia agrícola hasta la asistencia social en diversos países. La nota completa a continuación:

 

La inflación de los precios de los alimentos internos sigue siendo alta. Una inflación superior al 5 % se registra en el 61,9 % de los países de ingreso bajo (un aumento de 9,5 puntos porcentuales desde la última actualización hace tres semanas), el 80 % de los países de ingreso mediano bajo (una disminución de 8,6 puntos porcentuales) y el 50 % de los países de ingreso mediano alto (una baja de 12 puntos porcentuales). Muchos países experimentan una inflación de dos dígitos. Además, el 60 % de los países de ingreso alto (una disminución de 7,3 puntos porcentuales) experimentan tasas elevadas de inflación de los precios de los alimentos. Los países más afectados se encuentran en África, América del Norte, América Latina, Asia meridional, Europa, y Asia central. En términos reales, la inflación de los precios de los alimentos superó la inflación general en el 76 % de un conjunto de 166 países.

Desde la última actualización del 9 de noviembre de 2023, los índices de los precios agrícolas y de exportación subieron un 2 % y un 6 %, respectivamente, mientras que el índice de los precios de los cereales disminuyó un 3 %. El aumento del índice de precios de exportación fue impulsado por el alza de los precios del cacao, el café (arábica) y el algodón. Entre los cereales, los precios del maíz y el arroz disminuyeron un 5 % y un 2 %, respectivamente, en tanto que los precios del trigo aumentaron un 2 % desde la última actualización. En términos interanuales, los precios del maíz y el trigo son un 30 % y un 31 % más bajos, respectivamente, y los del arroz, un 36 % más altos. En comparación con enero de 2021, los precios del maíz son un 13 % más bajos, los del trigo son un 16 % más bajos, mientras que los del arroz son un 20 % más altos. (Véanse los datos de la “hoja rosada” [i] sobre los índices de precios de los productos básicos agrícolas y de los alimentos básicos, que se actualizan mensualmente).

Las estimaciones y proyecciones actualizadas que se incluyen en la edición de octubre de 2023 del informe Perspectivas de la seguridad alimentaria mundial (i), publicado por el Banco Mundial, ponen de relieve que las condiciones de seguridad alimentaria global se están estabilizando lentamente, pero que las disparidades entre los grupos de ingresos van en aumento. Las cifras preliminares indican que la inseguridad alimentaria mundial pudo haber alcanzado un nivel máximo de 11,9 % entre 2020 y 2022, con una ligera disminución a 11,8 % entre 2021 y 2023, y a 11,6 % en 2022-23, aunque las perspectivas a largo plazo siguen siendo inciertas. Estas mejoras a corto plazo se producen después de un aumento sostenido de la inseguridad alimentaria desde 2014, que según proyecciones se estabilizará en el período 2024-25. Existe el riesgo de que estas mejoras de la tasa de prevalencia se estanquen, y que se registre una nueva cifra récord de 943 millones de personas afectadas por inseguridad alimentaria grave de aquí a 2025. De cara a 2028, se prevé que la población mundial en situación de inseguridad alimentaria grave llegará a 956 millones. En un escenario económico desfavorable, si los bancos centrales no logran controlar la inflación y aplican nuevas restricciones, presionando el crecimiento a la baja, esta cifra por poco no ascenderá a 1000 millones en el período de previsión.

Aunque se espera que la seguridad alimentaria mundial se estabilice, los datos a nivel de grupos de ingresos revelan que las mejoras en los países de ingreso mediano alto impulsan de manera predominante esta tendencia. Se anticipa que los países de ingreso mediano bajo experimentarán solo mejoras a corto plazo y una desaceleración general en la tendencia alcista a largo plazo. Por su parte, en los países de ingreso bajo aumentará de nuevo la cantidad de personas que enfrentan inseguridad alimentaria grave. Estas disparidades son más amplias que en previsiones anteriores.

En un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) (i) se intenta calcular el “costo real” de los sistemas agroalimentarios mundiales analizando los costos ocultos considerables asociados con el sector. Según las conclusiones del informe, estos costos ascienden a aproximadamente USD 12,7 billones anuales (paridad del poder adquisitivo de 2020 en USD), o unos USD 35 000 millones al día, lo que equivale a alrededor del 10 % del PIB en 2020. Los países de ingreso alto y los países de ingreso mediano alto representan la mayor parte de estos costos, generando el 36 % y el 39 %, respectivamente, del total de los costos ocultos calculados. Los países de ingreso mediano bajo contribuyen con el 22 %, y los países de ingreso bajo aportan el 3 %, pero la relación entre los costos ocultos y el PIB es mayor en los países de ingreso bajo, con un promedio de 27 %. Por el contrario, la relación entre los costos ocultos y el PIB para todos los demás grupos de ingreso de los países oscila entre el 11 % y el 14 %. Los tipos de gastos incurridos también varían según el nivel de ingreso de los países. En los países de ingreso alto, las pérdidas de productividad derivadas de los hábitos alimentarios que conducen a enfermedades no transmisibles son las que más contribuyen a los daños en los sistemas agroalimentarios, seguidas de los costos ambientales. En los países de ingreso mediano bajo y de ingreso bajo, los costos sociales ocultos de la pobreza y la desnutrición son más significativos.

Después de la invasión de Rusia a Ucrania, se ha incrementado el número de políticas relacionadas con el comercio impuestas por los países. La crisis alimentaria mundial se ha agravado en parte por el creciente número de restricciones al comercio de alimentos establecidas por los países con el objetivo de aumentar la oferta interna y reducir los precios. Hasta el 27 de noviembre de 2023, 19 países habían establecido 27 prohibiciones a la exportación de alimentos, y 9 habían implementado 17 medidas que limitan las exportaciones.


Labor del Banco Mundial

En mayo de 2022, el Banco Mundial se comprometió a destinar USD 30 000 millones a lo largo de un período de 15 meses para hacer frente a la crisis. La institución ha superado esa meta. El Banco Mundial ha ampliado su respuesta en el ámbito de la seguridad alimentaria y nutricional y ha puesto a disposición USD 45 000 millones, un monto que comprende USD 22 000 millones en nuevo financiamiento y USD 23 000 millones que provienen de la actual cartera.

La cartera de seguridad alimentaria y nutricional abarca 90 países, e incluye intervenciones a corto plazo, como la ampliación de programas de protección social, y proyectos de resiliencia a largo plazo, como iniciativas sobre el aumento de la productividad y la agricultura climáticamente inteligente.

Se espera que la labor del Banco Mundial beneficie a 335 millones de personas, una cifra que equivale al 44 % del total de personas que sufren desnutrición. Alrededor del 53 % de los beneficiarios son mujeres, quienes se ven desproporcionadamente más afectadas por las crisis. Algunos ejemplos son:

  • El Programa de Resiliencia de los Sistemas Alimentarios para África Oriental y Meridional (i) por valor de USD 2750 millones ayuda a los países de África oriental y meridional a aumentar la resiliencia de los sistemas alimentarios de la región y su capacidad para abordar la creciente inseguridad alimentaria. En su tercera fase, el programa reforzará la respuesta interinstitucional ante la crisis alimentaria e impulsará también los esfuerzos a mediano y largo plazo para lograr una producción agrícola resiliente, el desarrollo sostenible de los recursos naturales, la ampliación del acceso a los mercados y una formulación de políticas con mayor énfasis en la resiliencia de los sistemas alimentarios.
  • Un crédito de USD 95 millones de la AIF (i) para el Proyecto de Comercialización Agrícola de Malawi (AGCOM) busca incrementar el comercio de determinados productos de la cadena de valor de la agricultura y proporcionar una respuesta inmediata y eficaz en caso de una crisis o emergencia admisible.
  • La donación de USD 200 millones de la AIF para Madagascar (i) apunta a fortalecer la prestación de servicios descentralizada, modernizar el suministro de agua, restaurar y proteger los paisajes, y aumentar la resiliencia de los sistemas alimentarios y los medios de subsistencia en la zona del Gran Sur del país expuesta a la sequía (i).
  • Un crédito de USD 60 millones para el Proyecto de Desarrollo Comunitario Integrado (i) permite trabajar con refugiados y comunidades de acogida en cuatro provincias del norte de Burundi para mejorar la seguridad alimentaria y nutricional, construir infraestructura socioeconómica y respaldar el desarrollo de las microempresas a través de un enfoque participativo.
  • El Proyecto de Apoyo a la Iniciativa Regional de Riego en el Sahel (i), por valor de USD 175 millones, ayuda a generar resiliencia y aumentar la productividad de las actividades agrícolas y pastorales en Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania, Níger y Senegal. Más de 130 000 agricultores y miembros de comunidades de pastores resultan beneficiados con iniciativas de riego de pequeña y mediana escala. Además, se está creando una cartera de proyectos de inversión en riego financiables que abarca alrededor de 68 000 hectáreas, y que se enfoca en el riego de mediana y gran escala en la región del Sahel.
  • A través del Proyecto de Respuesta de Emergencia frente a la Seguridad Alimentaria en la República Centroafricana, por valor de USD 50 millones, 329 000 pequeños agricultores han recibido semillas, herramientas agrícolas y capacitación en técnicas agrícolas y de pos cosecha para impulsar la producción de cultivos y aumentar su resiliencia a los riesgos climáticos y de conflictos.
  • El Proyecto de Seguridad Alimentaria de Emergencia en Guinea-Bissau (i), de USD 15 millones, ayuda a aumentar la producción agrícola y el acceso a los alimentos a las familias vulnerables. Más de 72 000 agricultores han recibido semillas resistentes a la sequía y de alto rendimiento, fertilizantes, equipos agrícolas, y vacunas para el ganado en el marco del programa nacional de vacunación. Además, 8000 hogares vulnerables han recibido transferencias monetarias para comprar alimentos y hacer frente a la inseguridad alimentaria.
  • En asociación con el Grupo Consultivo sobre Investigaciones Agrícolas Internacionales (CGIAR), el Proyecto para Acelerar el Impacto de las Investigaciones del CGIAR en África (AICCRA) (i), de USD 60 millones, ha beneficiado a casi 3 millones de agricultores africanos (39 % mujeres), proporcionándoles herramientas y servicios de información críticos relativos a la agricultura climáticamente inteligente, que los ayudan a aumentar la producción y generar resiliencia frente a las crisis climáticas. Estudios indican que, en Malí, los agricultores que aplican las recomendaciones de RiceAdvice, una herramienta digital respaldada por AICCRA, lograron aumentar el rendimiento promedio en 0,9 toneladas por hectárea y los ingresos por hectárea, en USD 320.
  • El Programa de Resiliencia de los Sistemas Alimentarios de África Occidental (i), por valor de USD 766 millones, trabaja para aumentar la preparación frente a la inseguridad alimentaria y mejorar la resiliencia de los sistemas alimentarios en África occidental. La iniciativa ayuda a incrementar los servicios de asesoría digital destinados al sector de la agricultura y dirigidos a la prevención y gestión de las crisis alimentarias; aumentar la capacidad de adaptación de los actores del sistema agrícola, e invertir en el comercio y la integración regional de los mercados de alimentos para aumentar la seguridad alimentaria. Actualmente se está preparando la entrega de un financiamiento adicional de USD 345 millones para Senegal, Sierra Leona y Togo.
  • Una donación de USD 150 millones (i) destinada a la segunda fase del Proyecto de Respuesta y Resiliencia para la Seguridad Alimentaria de Yemen ayudará a abordar la inseguridad alimentaria, fortalecer la resiliencia y proteger los medios de subsistencia.
  • Una donación de USD 50 millones en concepto de financiamiento adicional para Tayikistán (i) se destinará a mitigar los impactos de la inseguridad alimentaria y nutricional en los hogares y aumentar la resiliencia general del sector agrícola.
  • Un proyecto por un monto de USD 125 millones en Jordania (i) tiene como objetivo fortalecer el desarrollo del sector agrícola incrementando su resiliencia climática, aumentando la competitividad y la inclusión, y garantizando la seguridad alimentaria a mediano y largo plazo.
  • Un proyecto de USD 300 millones en Bolivia contribuirá a aumentar la seguridad alimentaria, el acceso a los mercados y la adopción de prácticas agrícolas climáticamente inteligentes.
  • Un préstamo de USD 315 millones ayudará a Chad, Ghana y Sierra Leona (i) a aumentar su preparación frente a la inseguridad alimentaria y mejorar la resiliencia de sus sistemas alimentarios.
  • El Proyecto de Apoyo de Emergencia para Aumentar la Seguridad Alimentaria y la Resiliencia por valor de USD 500 millones (i) tiene como objetivo impulsar los esfuerzos de Egipto para garantizar que los hogares pobres y vulnerables tengan acceso ininterrumpido al pan, ayudar a fortalecer la resiliencia del país frente a las crisis alimentarias y respaldar reformas que ayudarán a mejorar los resultados nutricionales.
  • Un préstamo de USD 130 millones para Túnez (i) busca reducir el impacto de la guerra en Ucrania, financiando importaciones vitales de trigo blando y proporcionando apoyo de emergencia para cubrir las importaciones de cebada que se utiliza en la producción de productos lácteos y de las semillas que necesitarán los pequeños agricultores durante la próxima temporada de siembra.
  • El Programa de Resiliencia de los Sistemas Alimentarios para África Oriental y Meridional (i) por valor de USD 2300 millones ayuda a los países de África oriental y meridional a aumentar la resiliencia de los sistemas alimentarios de la región y su capacidad para abordar la creciente inseguridad alimentaria. El programa, que reforzará la respuesta interinstitucional ante la crisis alimentaria, impulsará también los esfuerzos a mediano y largo plazo para lograr una producción agrícola resiliente, el desarrollo sostenible de los recursos naturales, la ampliación del acceso a los mercados y una formulación de políticas con mayor énfasis en la resiliencia de los sistemas alimentarios.

En mayo, el Grupo Banco Mundial y la Presidencia del Grupo de los Siete (G7) convocaron de manera conjunta la Alianza Mundial para la Seguridad Alimentaria (i), cuyo objetivo es catalizar una respuesta inmediata y concertada a la crisis mundial del hambre que se está produciendo. La Alianza ha establecido un Panel Global de Seguridad Alimentaria y Nutricional (i), una plataforma de acceso público que proporciona información oportuna a los encargados de tomar decisiones a nivel mundial y local, de modo de mejorar la coordinación de las políticas y la respuesta financiera a la crisis alimentaria.

El 8 de febrero de 2023, las máximas autoridades de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Grupo Banco Mundial, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) publicaron una tercera declaración conjunta.

En la declaración, se insta a evitar que empeore la crisis de seguridad alimentaria y nutricional y se exigen nuevas medidas urgentes para i) atender los focos de hambre, ii) facilitar el comercio, mejorar el funcionamiento de los mercados y reforzar el papel del sector privado, y iii) reformar y reorientar los subsidios perjudiciales con eficiencia y una cuidadosa focalización. Mientras responden a la crisis, los países deben buscar un equilibrio entre las intervenciones urgentes a corto plazo y los esfuerzos de resiliencia a largo plazo.

Fuente: bancomudial.org

4 dic 2024

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