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Mar, Dic 10, 2024

Con bases de limoncillo y biopolímeros crean empaques de alimentos 'anti hongos'

Con bases de limoncillo y biopolímeros crean empaques de alimentos 'anti hongos'
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Para mejorar la estructura y compatibilidad de empaques biodegradables hechos de biopolímeros PHBV y PLA, se añadió microcelulosa acetilada, un aditivo natural derivado de la celulosa vegetal. Este compuesto aumenta la resistencia mecánica y reduce la permeabilidad al vapor de agua, prolongando la vida útil de los productos envasados. Los empaques desarrollados son altamente impermeables y degradables, con aplicaciones tanto en alimentos secos como frescos, incluyendo propiedades antimicrobianas para conservar frutas y verduras. La nota a continuación:

 

Para reforzar la estructura de los empaques y la compatibilidad entre los biopolímeros Phbv y el PLA, se incorporó microcelulosa acetilada, un aditivo natural derivado de la celulosa vegetal

Muchos de los plásticos petroquímicos –derivados del petróleo– son ampliamente utilizados para empacar alimentos, ropa y otros productos delicados, por su bajo costo, facilidad de producción y durabilidad, última característica considerada como un arma de doble filo, pues hace que los plásticos convencionales pueden tardar cientos e incluso miles de años en degradarse.

Desde la Universidad Nacional, a través de grupos de investigación como el de Macromoléculas de la Facultad de Ciencias, trabajan en dos empaques biodegradables, uno flexible que se puede utilizar para productos como golosinas y cereales, y otro más rígido para conservar alimentos altamente perecederos como fresas, uchuvas y tomates.

 

Lo interesante de su desarrollo es que, con un diseño experimental que incluye variables como el tipo de polímero, porcentaje de este y tipo de aditivos, logró la fórmula de una película polimérica que integra materiales como los biopolímeros poli (3-hidroxibutirato-co-3-hidroxivalerato) (PHBV) y el poliácido láctico (PLA), que no solo se descomponen más rápido que los plásticos convencionales, sino que además se pueden producir a partir de recursos renovables y biomasa residual del cacao como el mucílago o la cáscara.

“Queríamos materiales altamente impermeables al agua y al oxígeno para preservar mejor los alimentos, pero además, que se degradaran fácilmente”, comenta la magíster.

Para reforzar la estructura de los empaques y la compatibilidad entre los biopolímeros Phbv y el PLA, se incorporó microcelulosa acetilada, un aditivo natural derivado de la celulosa vegetal. “Este compuesto no solo brinda mayor resistencia mecánica, sino que también reduce dicha permeabilidad al vapor de agua, una característica clave para prolongar la vida útil de los productos envasados”, explica la autora del desarrollo.

Uno para cada uso

El empaque flexible basado en Phbv y PLA se sometió a pruebas de almacenamiento de alimentos utilizando chocolate, y se encontró que la película desarrollada mantuvo las características sensoriales originales de este producto durante los seis meses del estudio. Esto es crucial, ya que el chocolate tiende a absorber olores ambientales que pueden alterar su calidad.

“Nos centramos en desarrollar un empaque óptimo para este tipo de productos. Buscábamos propiedades muy específicas, como alta deformación a la ruptura, bajo módulo elástico, hidrofobicidad y buena permeabilidad al vapor de agua y al oxígeno”, explica la magíster.

En los empaques rígidos se incorporó un elemento diferenciador que fue el aceite esencial de limoncillo. Este ingrediente natural posee propiedades antimicrobianas, lo que resulta vital para el almacenamiento de frutas y verduras frescas, alimentos frecuentemente afectados por el hongo Botrytis cinerea, causante de la podredumbre gris.

Como su nombre indica, esta enfermedad pudre el alimento, manifestándose con síntomas como una pelusa blanca o un polvo grisáceo. “Añadimos este compuesto debido a sus poderosas propiedades antifúngicas, y en los ensayos redujimos hasta en un 60% el crecimiento de este hongo en las fresas”, comenta la investigadora.

Sobre esto, se encontró que este empaque prolongó además la vida útil de la fresa hasta por tres días. “Después del cuarto día, una fresa del grupo control presentaba un crecimiento de hongos del 30% al 40%, y para el quinto día este porcentaje había aumentado al 80%, mientras que las muestras tratadas con el aceite de limoncillo tuvieron un crecimiento del hongo inferior al 20%”.

Fuente: agronegocios.co

31 mayo 2024

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